El décimoprimer autor invitado ha sido Gabi, lector veterano desde los inicios del blog allá por 2005, nostálgico en general y erudito fan de la lucha libre norteamericana en particular, que en más de una ocasión nos ha ayudado a la hora de recopilar datos respecto a luchadores.
RECUERDOS DE ORO: POR GABI
RECUERDOS DE ORO: POR GABI
Agradezco al blog más nostálgico de nuestros lares la invitación a participar en las celebraciones de su segundo aniversario.
Habiendo nacido en el 76, mis recuerdos de infancia más claros se remontan a los mundiales del 82. Arconada era por aquel entonces mi ídolo y todavía recuerdo los anuncios de chicles del cancerbero donostiarra con la misma nitidez del opening de "Futbol en acción", la serie de TV de Naranjito, Citronio, Clementina y demás. Otras series de mi infancia de las que guardo un gran recuerdo son las de "Ruy, el pequeño Cid" y la de "Don Quijote" (con sus cromos en los yogures).
Habiendo nacido en el 76, mis recuerdos de infancia más claros se remontan a los mundiales del 82. Arconada era por aquel entonces mi ídolo y todavía recuerdo los anuncios de chicles del cancerbero donostiarra con la misma nitidez del opening de "Futbol en acción", la serie de TV de Naranjito, Citronio, Clementina y demás. Otras series de mi infancia de las que guardo un gran recuerdo son las de "Ruy, el pequeño Cid" y la de "Don Quijote" (con sus cromos en los yogures).
Musicalmente aprendí a multiplicar con Enrique y Ana y a bailar el twist con Parchís, como tantos otros de mi generación, aunque al tener hermanos mayores, pronto maduré mis gustos musicales con Miguel Ríos y su "Rock & Ríos", los recopilatorios "Monstruo" y la gran mayoría de la música que pasaba por programas como "Tocata" (con un joven José Antonio Abellán como presentador, ahora jefe de deportes de la COPE). Era prácticamente el nacimiento de los vídeoclips cuando estos eran pequeños grandes cortometrajes como el de "Thriller", que TVE presentó en una gala de fin de año y que pobló mis pesadillas durante meses.
Entre mis juegos de esos días de infancia, quiero destacar las horas pasadas con el "Exin Basket", "El Laberinto Congost", los "Juegos Reunidos Geyper", el "Telesketch", el "Lumirama" y juegos de tablero como el recientemente reeditado "Imperio Cobra". También tuve la suerte de poder pasar horas la consola Atari 2600 y mi primer ordenador, el ZX Spectrum de 16 kb.
En esa época en la que todos tenemos mucho tiempo libre, me aficioné a la lectura con los comics de "Pulgarcito", "Copito" y "Don Miki", así como con los grandes tomos de Películas tanto de Disney como de Hannah-Barbera, para después convertirme en devorador de libros de "Los 5" y "El Club de Los 7 Secretos" de Enid Blyton.
Cuando mis hermanos se armaban de paciencia y me llevaban al cine, pude descubrir el placer de las dobles sesiones en cines de barrio (la versión nacional de los "Grindhouse" americanos de los que todos hablan este verano gracias a Tarantino y Rodríguez) donde por unos 50 céntimos de hoy en día me pasaba 4 horas de un sábado viendo reestrenos.
En ellos pude descubrir a "Spiderman" en gran pantalla antes que Sam Raimi o a "La Masa" antes que Ang Lee. Viví plenamente la batalla de los videos V (nadie los llamaba VHS entonces), Beta y 2000.
Aún guardo grandes recuerdos de películas como "Starfighter, la aventura comienza" (1984), "Tron" (1982), el episodio piloto de "Galáctica" (1978) y un sinfín de joyas del cine fantástico y de ciencia-ficción de la época.
Por no hablar de las cintas de artes marciales de Bruce Lee, Bruce Li, Bruce Le y un largo etc. de orientales dispuestos a vengar la muerte de su maestro o de abrirse paso a palos a su llegada a los USA como inmigrantes.
No era un chaval muy de TV aunque evidentemente descubrí como todos lo increíble que podía resultar un "Coche Fantástico", un "Halcón Callejero" o un "Trueno Azul". Por no hablar de los lagartos de "V", los inventos de "MacGyver" o la torpeza de vuelo de "El Gran Héroe Americano". Y cómo disfrutaba con concursos de TV como "1, 2, 3", "Si lo sé no vengo" con Jordi Hurtado o "El tiempo es oro" de Constantino Romero.
Hay otros iconos de esa época que no he podido comentar porque necesitarían mucho más espacio de por si mismos como películas de la talla de "Star Wars", dibujos como "D' artacán y los tres Mosqueperros", comics como "Mortadelo y Filemón", grupos como Mecano, Olé Olé u Hombres G.
Y evidentemente mi muy amado "Pressing Catch" (aunque éste algo posterior). Aún recuerdo cuando hace casi 20 años, mi amigo Rogelio me hablaba sin parar de un programa nuevo que daban los sábados por la tarde en Tele 5 y cuando finalmente me arreglaron la antena de TV (no todo el país pudo ver las primeras emisiones de los canales privados en España), esperé a la hora de emisión para ver ese espectáculo del que mis amigos y mi padre, me habían hablado.
Vi a un tal Hulk Hogan cayendo derrotado ante un indio exageradamente musculoso llamado El Último Guerrero en un pabellón abarrotado con decenas de miles de espectadores que animaban a partes iguales a ambos luchadores. No podía creer aquello que veía. El ambiente, ese combate que ahora parecía ganar uno ahora el otro, el árbitro noqueado por accidente sin poder decretar un ganador, la pirotecnia… y por encima de todo, esos dos personajes que parecían sacados de un cómic de Marvel. A partir de ese momento no pude desengancharme de mi ración semanal de Wrestling (así acabé sabiendo que se llamaba ese deporte).
Cada fin de semana descubría a mis nuevos ídolos que poco a poco (era muy difícil entonces encontrar fotografías o posters de los luchadores) irían llenando las paredes de mi habitación. Así, por la pantalla de mi televisor irían pasando personajes curiosos, estrafalarios, enormes, musculosos… Macho Man, Los Sacamantecas, Los Rockeros, Tito Santana, Terremoto Earthquake, El Poli Loco, Mr. Perfecto, Los Malditos, El Mercenario, La Fundación del Corazón, El Hombre del Millón de Dólares, Akeem "el recio"… poco me importaba saber entonces que muchas veces, ni tan siquiera se llamaban como Héctor del Mar y José Luís Ibáñez se empeñaban en llamarlos.
Esa tropa de luchadores pasó a formar parte de mis fines de semana televisivos, de mis juegos de patio de colegio y con el tiempo, de buena parte de mis momentos de ocio. Poco a poco empecé a descubrir a amigos que gracias a sus parabólicas podían tener más combates que aquí no se televisaban. Empezaron a aparecer revistas, muñecos, cintas de vídeo, juegos de ordenador… Averiguaba siempre que podía cuando algún conocido iría a EEUU o a Gran Bretaña para que me pudiese traer algún artilugio relacionado con los que ya se habían convertido en mis nuevos héroes por encima de futbolistas, ciclistas u otros deportistas. Los cambios horarios de "Pressing Catch" en Tele 5 y la posterior supresión del programa fueron un obstáculo para seguir con mi afición. Las revistas que compraba dejaron de llegar a Barcelona y mi interés disminuyó. Pero la llegada de Internet encendió la llama de retomar el contacto con el wrestling. Las comunidades de fans que fui encontrando me hicieron ver que no era el único que años después de ese Hulk Hogan vs. Ultimate Warrior seguía con el recuerdo vivo de ese gran espectáculo y gracias a "Que fue de…" hoy estoy en contacto con muchos aficionados del deporte-espectáculo a los que de otro modo, posiblemente no habría conocido nunca. El wrestling no es hoy en día lo que era cuando lo empecé a ver. Muchos de mis ídolos de entonces están retirados si no ya fallecidos. Yo tampoco soy el mismo, ya con dos hijos. Pero la ilusión por ver duelos de titanes los fines de semana sigue intacta y espero poder contagiar algún día esta misma ilusión a mis dos retoños. Intentaré completar mi visión de los 80 a lo largo de comentarios en esta misma ficha.
Gracias a todos los que hayáis llegado a leer todo artículo y felicidades a "Qué fue de" en su segundo aniversario.
Entre mis juegos de esos días de infancia, quiero destacar las horas pasadas con el "Exin Basket", "El Laberinto Congost", los "Juegos Reunidos Geyper", el "Telesketch", el "Lumirama" y juegos de tablero como el recientemente reeditado "Imperio Cobra". También tuve la suerte de poder pasar horas la consola Atari 2600 y mi primer ordenador, el ZX Spectrum de 16 kb.
En esa época en la que todos tenemos mucho tiempo libre, me aficioné a la lectura con los comics de "Pulgarcito", "Copito" y "Don Miki", así como con los grandes tomos de Películas tanto de Disney como de Hannah-Barbera, para después convertirme en devorador de libros de "Los 5" y "El Club de Los 7 Secretos" de Enid Blyton.
Cuando mis hermanos se armaban de paciencia y me llevaban al cine, pude descubrir el placer de las dobles sesiones en cines de barrio (la versión nacional de los "Grindhouse" americanos de los que todos hablan este verano gracias a Tarantino y Rodríguez) donde por unos 50 céntimos de hoy en día me pasaba 4 horas de un sábado viendo reestrenos.
En ellos pude descubrir a "Spiderman" en gran pantalla antes que Sam Raimi o a "La Masa" antes que Ang Lee. Viví plenamente la batalla de los videos V (nadie los llamaba VHS entonces), Beta y 2000.
Aún guardo grandes recuerdos de películas como "Starfighter, la aventura comienza" (1984), "Tron" (1982), el episodio piloto de "Galáctica" (1978) y un sinfín de joyas del cine fantástico y de ciencia-ficción de la época.
Por no hablar de las cintas de artes marciales de Bruce Lee, Bruce Li, Bruce Le y un largo etc. de orientales dispuestos a vengar la muerte de su maestro o de abrirse paso a palos a su llegada a los USA como inmigrantes.
No era un chaval muy de TV aunque evidentemente descubrí como todos lo increíble que podía resultar un "Coche Fantástico", un "Halcón Callejero" o un "Trueno Azul". Por no hablar de los lagartos de "V", los inventos de "MacGyver" o la torpeza de vuelo de "El Gran Héroe Americano". Y cómo disfrutaba con concursos de TV como "1, 2, 3", "Si lo sé no vengo" con Jordi Hurtado o "El tiempo es oro" de Constantino Romero.
Hay otros iconos de esa época que no he podido comentar porque necesitarían mucho más espacio de por si mismos como películas de la talla de "Star Wars", dibujos como "D' artacán y los tres Mosqueperros", comics como "Mortadelo y Filemón", grupos como Mecano, Olé Olé u Hombres G.
Y evidentemente mi muy amado "Pressing Catch" (aunque éste algo posterior). Aún recuerdo cuando hace casi 20 años, mi amigo Rogelio me hablaba sin parar de un programa nuevo que daban los sábados por la tarde en Tele 5 y cuando finalmente me arreglaron la antena de TV (no todo el país pudo ver las primeras emisiones de los canales privados en España), esperé a la hora de emisión para ver ese espectáculo del que mis amigos y mi padre, me habían hablado.
Vi a un tal Hulk Hogan cayendo derrotado ante un indio exageradamente musculoso llamado El Último Guerrero en un pabellón abarrotado con decenas de miles de espectadores que animaban a partes iguales a ambos luchadores. No podía creer aquello que veía. El ambiente, ese combate que ahora parecía ganar uno ahora el otro, el árbitro noqueado por accidente sin poder decretar un ganador, la pirotecnia… y por encima de todo, esos dos personajes que parecían sacados de un cómic de Marvel. A partir de ese momento no pude desengancharme de mi ración semanal de Wrestling (así acabé sabiendo que se llamaba ese deporte).
Cada fin de semana descubría a mis nuevos ídolos que poco a poco (era muy difícil entonces encontrar fotografías o posters de los luchadores) irían llenando las paredes de mi habitación. Así, por la pantalla de mi televisor irían pasando personajes curiosos, estrafalarios, enormes, musculosos… Macho Man, Los Sacamantecas, Los Rockeros, Tito Santana, Terremoto Earthquake, El Poli Loco, Mr. Perfecto, Los Malditos, El Mercenario, La Fundación del Corazón, El Hombre del Millón de Dólares, Akeem "el recio"… poco me importaba saber entonces que muchas veces, ni tan siquiera se llamaban como Héctor del Mar y José Luís Ibáñez se empeñaban en llamarlos.
Esa tropa de luchadores pasó a formar parte de mis fines de semana televisivos, de mis juegos de patio de colegio y con el tiempo, de buena parte de mis momentos de ocio. Poco a poco empecé a descubrir a amigos que gracias a sus parabólicas podían tener más combates que aquí no se televisaban. Empezaron a aparecer revistas, muñecos, cintas de vídeo, juegos de ordenador… Averiguaba siempre que podía cuando algún conocido iría a EEUU o a Gran Bretaña para que me pudiese traer algún artilugio relacionado con los que ya se habían convertido en mis nuevos héroes por encima de futbolistas, ciclistas u otros deportistas. Los cambios horarios de "Pressing Catch" en Tele 5 y la posterior supresión del programa fueron un obstáculo para seguir con mi afición. Las revistas que compraba dejaron de llegar a Barcelona y mi interés disminuyó. Pero la llegada de Internet encendió la llama de retomar el contacto con el wrestling. Las comunidades de fans que fui encontrando me hicieron ver que no era el único que años después de ese Hulk Hogan vs. Ultimate Warrior seguía con el recuerdo vivo de ese gran espectáculo y gracias a "Que fue de…" hoy estoy en contacto con muchos aficionados del deporte-espectáculo a los que de otro modo, posiblemente no habría conocido nunca. El wrestling no es hoy en día lo que era cuando lo empecé a ver. Muchos de mis ídolos de entonces están retirados si no ya fallecidos. Yo tampoco soy el mismo, ya con dos hijos. Pero la ilusión por ver duelos de titanes los fines de semana sigue intacta y espero poder contagiar algún día esta misma ilusión a mis dos retoños. Intentaré completar mi visión de los 80 a lo largo de comentarios en esta misma ficha.
Gracias a todos los que hayáis llegado a leer todo artículo y felicidades a "Qué fue de" en su segundo aniversario.
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