El público congregado superó las 15.000 personas y entre ellos abundaban británicos e irlandeses, algunos caracterizados como auténticos dobles del cantante, al tiempo que coreaban el himno de Irlanda, patria de adopción de Stewart. Previamente había actuado como telonera la artista tinerfeña Esther Ovejero y finalmente el concierto comenzó pasadas las 21:00 horas, con Rob Stewart apareciendo en el escenario ataviado con chaqueta y corbata rosa e interpretando "Some Guys Have All the Look". A lo largo del espectáculo de dos horas de duración y dividido en dos actos (algo que restó ritmo al evento y que el músico aprovechó para cambiar su vestuario con chaqueta y corbata negra), intercaló temas clásicos de su repertorio como "Having a Party", "Rythm of My Heart", "Downtown Train", "First Cut is the Deepest", "Reason to Believe", "Twisting the Night Away", "You Are My Heart", "Forever Young", "Every Picture Tells a Story" o "I Dont' Want to Talk About You", con versiones populares como la preciosa balada "Have I Told You Lately that I Love You" de Van Morrison o la pegadiza "It's a Heartache", popularizada por Bonnie Tyler en los 70. Temas en los que demostró que pese que ahora vista de etiqueta, aún conserva esa energía canallesca, eso sí algo suavizada por su edad y potenciada por el buen hacer de su banda habitual, donde sobresalía una bella saxofonista.
También hubo espacio para que una de sus coristas interpretase una versión de la contagiosa "Proud Mary", que poco después dio paso a sus cuatro últimas canciones: "Hot Legs" (en la que demostró sus dotes futbolísticas lanzando balones desde el escenario), la discotequera "Do Ya Think I'm Sexy", la inmortal "Maggie May" y la emotiva "Sailing". El concierto fue correcto pero rutinario, y la actitud de Stewart fue más más que la de Elton John un año antes en el mismo recinto. También se echaron de menos algunos temas como "Baby Jane", al igual que algún bis, y por otra parte, sobraron la canciones no rockeras sacadas de sus últimos discos de versiones de música tradicional norteamericana. Aún así no cabe lugar a dudas que fue una noche donde no faltaron el alcohol, las canciones coreadas por los fans y los gritos de bellas groupies, algunas con encantadora madurez a sus espaldas.
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