sábado, 18 de agosto de 2018

RECUERDOS DE ORO: POR IRENE MORALES


Antes de hacer un pequeño descanso vacacional hasta septiembre, recuperamos brevemente la tradición de Recuerdos de oro con la participación de nuestra lectora Irene Morales.  

RECUERDOS DE ORO: POR IRENE MORALES:

Nací a finales de 1989, y a pesar de que crecí viendo los mismos programas que otros niños de mi generación, he tenido la suerte de conocer películas o series de televisión que quizás otra niña de los noventa no disfrutó tanto.


El primer programa infantil que vi siendo muy pequeña fue "Xuxa Park", mientras los niños canturreaban la pegadiza canción "Ilarie", los más grandes se enamoraban de aquella rubia brasileña. Aún recuerdo algunos detalles, como ver a Xuxa hablando con el ratón Topo Giggio.

En mi mente aún quedan imágenes difusas de algunos programas de entretenimiento, como "Lluvia de estrellas" o "El Gran Prix del verano", muy queridos por los niños de mi colegio. También estaba "El gran juego de la oca", y "Lo que necesitas es amor", presentado primero por Isabel Gemio y después por Jesús Puente, era el reality favorito de  mi madre, no se lo perdía por nada del mundo, aunque hubiera un incendio en el edificio de al lado.

Estos programas solían adormecerme, pero de alguna manera sentía que mantenían unidos a mis padres, pasaba unos ratos muy agradables almorzando con ellos después de un aburrido día de clase. No obstante, reconozco una cosa, lo pasaba mejor los fines de semana con nuestros ciclos improvisados de cine, viendo cosas que me gustaban más, por ejemplo "Historias de la Cripta".

Mis recuerdos en lo que se refiere a películas y series son mucho más nítidos e impactantes. A mí me tocó ser el bicho raro e introvertido de clase, así que la mayor parte de mi infancia la pasé en mi casa y en la de mis abuelos. En mi familia gustaba mucho el cine, y las visitas al videoclub se convirtieron en una costumbre habitual.


Recuerdo, que las pocas veces que vi a mi abuela quietecita sin estar pendiente de las tareas del hogar, era cuando leía un libro de Agatha Christie o se sentaba conmigo en el sofá y me pedía que pusiera una película. Ella amaba el cine clásico, no faltaban "Rebeca" (Alfred Hitchcock, 1940), "Sucedió una noche" (Frank Capra, 1934) o "La fiera de mi niña" (Howard Hawks, 1938). La veía reír con Jerry Lewis en "El Ceniciento" (Frank Tashlin, 1960), y llorar por Greta Garbo en "Margarita Gautier" (George Cukor, 1936). Por supuesto, había también un hueco para su colección de Lina Morgan. Reconozco que copié alguno de sus gustos, entre mis primeras lecturas adolescentes estaban las novelas de Robert Louis Stevenson, y pienso como ella que no hay mejor jorobado de Notre Dame que Charles Laughton en "Esmeralda la zíngara" (William Dieterle, 1939).


Por otra parte, estaba la increíble habitación de mi tío, solía ponerlo nervioso porque abría la puerta sin avisar para mirar su colección de libros de "Elige tu propia aventura", o leía sus cómics de Tintín, Astérix, Mortadelo y Filemón, Superman, entre otros. 



También sacaba sus juegos de mesa, mi favorito era "Hundir la flota", y cuando no tenía compañía, cogía su Game Boy para entretenerme jugando al "Tetris", o simplemente, me quedaba a su lado mirándolo armar un puzzle de 1000 piezas. Si estaba de buen humor, solía regalarme algunas de sus reliquias, como una camiseta negra de la serie "Expediente X". Gracias a él, conocí las canciones de Duncan Dhu, y dibujos como "Thundercats", no teniendo que conformarme con ver solo el programa de Leticia Sabater, "Con Mucha Marcha".



En esos tiempos, me resultaba más emocionante que mis padres me preguntaran si quería ir al videoclub, antes que ir a patinar al parque. Descubrí en la sección de películas infantiles que Disney no lo era todo, estaban: "Los cisnes reales" (Yuji Endo y Nobukata Nishizawa, 1977), "El señor de los anillos" (Ralph Bakshi, 1978), "Nihm, el secreto de la Sra. Brisby" (Don Bluth, 1982), "El Príncipe Cascanueces" (Paul Schibli, 1990), "Pinocho y el emperador de la noche" (Hal Sutherland, 1987), y un largo etcétera.


Pero no solo me conformaba con el género de animación, tranquilamente podía ver "Conan el Bárbaro" (John Milius, 1982) con mi padre o "Cita con un ángel" (Tom McLoughlin, 1987) junto a mi madre, pues algunas que otras veces veían sus películas por separado, a no ser que cayera alguna de Jean-Claude Van Damme o de Sylvester Stallone.



No sabría decir cuales eran mis favoritas, tal vez las que más me impresionaron fueron "En Compañía de Lobos" (Neil Jordan, 1984), "Dolls" (Stuart Gordon, 1987), "Legend" (Ridley Svott, 1985), "Videodrome" (David Cronenberg, 1983) y "Brazil" (Terry Gilliam, 1985). El propietario del videoclub, un chico joven y que cuyo nombre siento no recordar, le resultaba muy gracioso verme de mano con mi madre mientras elegía "Re-animator" (Stuart Gordon, 1985), así que se tomó la libertad de regalarme algunas cuando tuvo que cerrar.



Gracias a los canales de televisión privada, pude sobrellevar el cierre de muchos videoclubs. Mis canales predilectos eran Calle 13, Super3, Canal Panda, y en especial Locomotion. Series como "Batman", "Cowboy Bebop", "Trigun" o "Hellsing" me hacían pasar un rato estupendo. Más adelante vendrían Cartoon Network y Nickelodeon, donde empecé a aburrirme más, y no fue hasta que tuve internet en casa cuando pude alimentar más mi curiosidad.

En resumidas cuentas, soy lo que soy gracias a toda esa variedad, y a una madre ochentera, permisiva y de mente abierta. Soñé demasiado hasta evadirme, llegando incluso a sacar malas notas. Quería ser igual que la teniente Ripley, soñaba con salvar Fantasía a lomos del dragón Fujur y entre mis amores platónicos estaban Luke Skywalker, Paul Atreides y Jareth, rey de los Goblins.

Para acabar quiero agradecer el trabajo de Alex, su constancia y dedicación han hecho de Qué fue de…? un blog excepcional, me ha hecho recordar cosas que creía olvidadas y que me hacen rememorar la emoción que sentía cuando era una niña. Muchas gracias. 

Como desees. 

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