martes, 25 de agosto de 2009

RECUERDOS DE ORO: "LUCES, COLORES Y SONIDOS": POR JAIMIXX

Nuestro sexto autor invitado es Jaimixx, creador del blog:http://www.lacoctelera.com/jaimixx/
RECUERDOS DE ORO: LUCES, COLORES Y SONIDOS: POR JAIMIXX
Cuentan mis padres que mis primeros pasos fueron detrás de una máquina tragaperras. Estaba toda la familia cenando en un restaurante y yo de pie agarrado a una silla y, de repente, aquella máquina empezó a emitir luces, colores y sonidos que me levantaron el interés y me dirigí hacia ella. Aunque esto podría haber sido el comienzo del relato de un ludópata, es una anécdota que mi familia siempre me recuerda cuando sale a la palestra mi afición por los videojuegos.

Desde muy pequeño me atrajeron esas enormes máquinas que prometían mucha diversión. El primer recuerdo que tengo asociado a videojuegos será cuando yo tenía unos cuatro o cinco años. Por aquella época, cuando solo había dos canales de televisión, muchos videoclubs se dedicaron a instalar lo que se conocía como “vídeos comunitarios”, unos canales para áreas pequeñas que, mediante cuota mensual, emitían (de forma ilegal en su mayoría) diferentes películas del propio videoclub. El que se contrató en mi casa tenía una peculiaridad, y es que los sábados por la mañana se ponía a emitir sus propias partidas en la videoconsola (por aquella época probablemente sería una Atari 2600). Y así me quedaba embobado los sábados por la mañana, viendo como otro jugaba en vez de ver los dibujos animados de turno.

Y es que mirar como otro juega era una de las formas más populares de disfrutar de los videojuegos para aquellos que éramos demasiado pequeños como para tener dinero que invertir en una partida. Siempre podíamos disfrutar en los recreos cuando algún compañero traía al recreo una de las maquinitas GAME & WATCH que tan de moda se pusieron en los 80. Eran toscas, en blanco y negro, y la jugabilidad brillaba por su asuencia, sin embargo pocas cosas nos fascinaban tanto como esas “consolas portátiles”. Mirar alguno de los chicos mayores en las máquinas del bar era otro pasatiempo para horas y horas, eso sí, de vez en cuando, de manos de mi abuelo o de mi padre caía una moneda de cinco duros, bien empleada para echar una partida al "Ghosts‘n Goblins" o a alguna de las máquinas del millón (así se conocían entonces los “pinballs”) que había.

Seguiríamos creciendo y empezaríamos a tener una asignación mensual para nuestros gastos. Entre mi grupo de amigos preferíamos irnos a alguno de los bares que tenían una máquina de videojuegos, antes que liquidar nuestra economía a base de chucherías. Todo esto era un proceso muy meticuloso, apenas teníamos dos o tres monedas de cinco duros y decidir en qué juego echar la partida no era fácil. Todos alucinábamos con "Street Fighter II" pero nos mataban enseguida, en cambio durábamos bastante en el "Tetris", que nos salía más rentable, sin embargo donde mejor lo pasábamos eran en los videojuegos de dos jugadores donde teníamos que repartir mamporros a diestro y siniestro, sobre todo a "Two Crude Dudes" (es que eso de ser un punki macarra atrae a cualquier chaval).
Según entrábamos en la década de los 90 algunos miembros del grupo empezaban a tener sus propias consolas y ordenadores, lo que supuso todo un alivio para nuestros bolsillos. Tardes interminables que pasábamos con Sonic, Mario, Zelda y compañía, donde la lluvia o el frío ya dejaba de ser un impedimento para la diversión. Aunque esta nueva forma de jugar a los videojuegos tenía su proceso. Básicamente teníamos disponibilidad de comprar uno o dos videojuegos al año, por lo que la decisión de que título escoger no se podía tomar a la ligera. Revistas como Superjuegos o Hobby Consolas nos ayudaban a tan difícil decisión. Analizábamos las capturas de pantalla, anotábamos las puntuaciones de las distintas revistas y leíamos las opiniones de los seguidores de la publicación.

¿Y cómo olvidar las partidas al "PCFútbol"? Cada uno escogiendo un equipo y haciéndonos perrerías unos a otros para quitarnos a las estrellas… Butragueño en el Barça, Zubi en el Madrid… nuestra propia liga moldeada a nuestro antojo. Toda una revolución, acostumbrados a que en los videojuegos solo saliera la liga inglesa, poder jugar con nuestros cracks favoritos (aunque no tuvieran ningún parecido, sino que simplemente saliera su nombre) nos parecía una cosa increíble. Gracias a esto nos aprendimos las alineaciones como antaño se hacía con los cromos y fuimos descubriendo a jugadores de equipos de menor entidad, pero que en el videojuego tenían una calidad indiscutible.

Pero en las partidas que echaba individualmente en mi casa, lo que más me gustaba eran las aventuras gráficas. En una época en la que no existía Internet, a no ser que apareciera alguna guía en alguna revista acabarlas era toda una proeza. Me acuerdo que "Day of the Tentacle" me llevó la friolera de seis meses acabarlo, pocos títulos me han dado tanto juego en mi vida aunque bien que disfruté de otros grandes como "Simon the Sorcerer", "Loom" y, por supuesto, "The Secret of Monkey Island".


Y así ha seguido mi vida, siempre acompañada por los videojuegos. Ahora me acerco peligrosamente a la treintena, sigo jugando con la misma ilusión de antes, escribo en diversos blogs del tema, trabajo de programador y mi ilusión es llegar algún día en ser uno de los que creaban esas luces, colores y sonidos.
Jaimixx
Con este artículo damos por concluida la tercera edición de Recuerdos de oro, agradeciendo y felicitando a  Betoshky, Zinquirilla, El Bebé con Puro, Uve, Warren Pi y Jaimixx por su participación y por la calidad de sus artículos.

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