domingo, 23 de agosto de 2009

RECUERDOS DE ORO: "TRAS LA PISTA" POR WARREN PI

Nuestro quinto autor invitado es Warren Pi, autor del bloghttp://www.lacoctelera.com/warren/perfil
RECUERDOS DE ORO: "TRAS LA PISTA" POR WARREN PI:

Recuerdo aquel verano de finales de los ochenta. Un grupo de niños permanecíamos boquiabiertos delante de la pantalla de la televisión, mientras la abuela de Goyito le conminaba a taparse los ojos si no quería sufrir las penas del infierno, ante la primera tanda de balas, besos y bofetadas de aquella nueva serie para las tardes de la TVG. El culpable de aquellos vanos intentos de censura era el detective Mike Hammer, interpretado por Stacy Keach, uno de los bigotes más duros de las últimas décadas.

El suyo no era el primer bigote detectivesco que se asomaba por la pantalla de la TVG. El bueno de Thomas Magnum con su mostacho “caralludo” y sus camisas hawaianas resolvió casos y crispó al pomposo Higgins (interpretado por el tejano John Hillerman). Y es que el grandullón de Tom Selleck derrochaba simpatía y desparpajo, al menos hasta que a los guionistas les salía la vena melancólica y le enfrentaban con los fantasmas de su pasado.
Y no puedo olvidar a esa joyita japonesa de 1984 que era "Sherlock Holmes". No es de extrañar que nos pasásemos las tardes sentados ante el "Misterios de Pekín", hasta conocernos la solución a todos los casos, al menos hasta que llegaba la hora de "Luz de Luna".

Y es que por encima de modas, décadas y tendencias, la figura del detective siempre ha estado ahí, silenciosa pero infatigable, con su gabardina, su sombrero calado y su petaca de bourbon en el bolsillo, observándonos tras el humo de un Phillip Morris.
Hambriento de más historias detectivescas repetía sin descanso "Private Investigations" mientras comencé a rebuscar entre los viejos tebeos de mi padre. Y encontré un filón...

Desde las blanditas pero simpáticamente “vintage” historias de Rip Kirby, un novelista y detective políticamente correcto al oscuro y demoledor Alack Sinner de Muñoz y Sampayo.

Y mientras tanto, en 1990, unos hermanos Cohen en plena forma adaptaban a Dashiell Hammett, el escritor que elevó la novela negra a la categoría de literatura gracias a una prosa elegante y directa. "Muerte Entre las Flores", si bien no es puramente una novela de detectives, tiene todos los elementos del género: Un asesinato por resolver, una o más mujeres fatales, corrupción, disparos, alcohol, traiciones y lealtades, puñetazos y humo en una adaptación de "La Llave de Cristal".

Y no fue esta la única adaptación de Hammett de la época. En esos años el irregular director Walter Hill (Que empezó rompiendo la pana con un par de joyas como "The Driver" (1978) y sobre todo la colosal "The Warriors" (1979), hizo una nueva y velada adaptación de Hammet y su "Cosecha Roja" (la que probablemente sea la más redonda de las obras del escritor norteamericano), en su película "El Último Hombre" (1996), encarnando al tipo duro que siembra el caos y la desconfianza entre las distintas facciones mafiosas de un apartada población.

Podría poner más ejemplos: "La Bella Cautiva", "El detective Cantante", "Colombo", "Ford Fairlane"... pero creo que queda claro el concepto:

De mayor quería ser detective.

Y lo primero que necesitaba era una banda sonora adecuada: Desde luego el recientemente fallecido Willy DeVille con temas como "Cadillac Walk" o "Heaven Stood Still", la inevitable "Private Investigations" que antes citaba, Ray Charles con su "Hit the Road, Jack", "I Heard it Throgh the Grapevine por Marvin Gaye" o "Superstition" de Stevie Wonder.

Despues pensé que los detectives suelen conducir un coche de lo más fardón... Colombo tenía su Peugeot 403, Ford Fairlane... pues su Ford Fairlane, Magnum un “peacho” Ferrari 308 que quitaba el hipo, estaba el BMW serie 6 de Luz de Luna o Stingray su Corvette Stingray... y yo me empeñé en un CX plateado. Un coche al que apeteciese subirse con sombrero y gabardina.

Recordé por un momento a Jean Paul Belmondo en la curiosa “Cómo destruir al más famoso agente secreto del mundo“ (1973) y me senté ante mi Olivetti 45. Los noventa se acercaban a su fin y por primera y única vez en mi vida escribí un libro.
A todos los amigos que disfrutaron las periódicas entregas: gracias y nos vemos por las calles de Vigo siguiendo la pista del Caballo, callejeando por los alrededores de Castrelos o contemplando absortos la abandonada Panificadora.


Warren Pi

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