martes, 27 de agosto de 2013

RECUERDOS DE ORO: POR JUAN GARCÍA

Cerramos la sección por este año con Juan García, cocreador de Quefuede y ahora al frente del bloghttp://elcriticodestroyer.blogspot.com.es/ y miembro del equipo de http://devoradores2.blogspot.com.es/, que nos propone un recorrido por el cine, el deporte y los vídeojuegos de otra época, ya algo lejana pero de grato recuerdo.
RECUERDOS DE ORO: POR JUAN GARCÍA:
El primer recuerdo que me viene a la mente cuando intento hacer memoria de mi primera vez (cinematográficamente hablando no seáis mal pensados) es el de estar subiendo hacia mi casa por el Parque La Granja de la mano de mis padres y tras salir de la proyección de “El señor de las bestias” (1982). Recuerdo quedarme embobado mirando unas tapas de alcantarillas del citado parque porque se parecían a la de los respiradores donde encerraban al protagonista.

La siguiente imagen que se proyecta en mi mente es la de ir a ver “El retorno del Jedi” (1983) con mis padres a un fallecido “Multicines Oscars”, donde recuerdo encontrarme con mis tíos y mi primo. Si os soy sincero no recuerdo si la película me gusto o no.

Durante años gracias a mis tíos descubrí grandes joyas del cine de entretenimiento de los 80 en el sillón de mi casa. Gracias a su enorme colección de títulos copiados, donde cada VHS venía con una curiosa sesión doble (“Conan el Bárbaro” (1982) y ¡Te pillé!, Gotcha!” (1985) es la que me viene ahora a la mente). Seguramente ellos serán culpables en parte de mi gran afición al cine, algo de lo que siempre les estaré agradecido.

Compaginaba mi recién adquirida afición con las típicas de cualquier niño de nuestra generación. Le daba patadas a un balón, hacía bailar mi trompo tuneado o conseguía gongos con mis boliches. Era la mar de feliz con estos sencillos y divertidos juguetes, era otra época. Aunque en un principio fui seguidor del equipo merengue, influenciado por mi padre (existe una foto que lo demuestra), fue el gran Romario y su fichaje por el equipo catalán el que me terminó de convencer de que estaba equivocado de colores.
Todavía recuerdo mi primera visita al coliseo tinerfeño, mi padre me llevaba de la mano a ver a ese gran delantero de origen panameño, todo un ídolo para la parroquia chicharrera. Cuando todavía la grada de Herradura eran de madera, algo que daba miedo, por como crujía y la distancia que había entre fila y fila de asientos.
Hablando de videoclubs, no podría olvidarme de aquella tarde en la que acompañé a mi madre a un supermercado del barrio (con videoclub incluido). Le rogué que me dejara allí, embobado por la numerosa cantidad de películas que tenían. Tras haber escudriñado y aprendido todas y cada unas de las caratulas de todas las cintas animadas, me dirigí a un expositor giratorio que tenían al lado del mostrador. Allí descubrí “Terminator 2”, algo que me sorprendió muchísimo, mi cerebro infantil no terminaba de comprender como la segunda parte de una película tan famosa se había ido directa al expositor de un videoclub. Emocionado por tal descubrimiento me aferre a ella con la ilusión de convencer a mi madre de que la alquilara. Tras darle la lata durante un rato, conseguí mi propósito. Aunque no recuerdo nada de la película, si me acuerdo de la sorpresa que me lleve al introducir el VHS en nuestro video y ver que el actor ese que para mi tenía un apellido impronunciable no salía en esta.

Supongo que como muchos otros niños de nuestra generación me sentí engañado y timado, menos mal que años más tarde de nuevo el tito Cameron nos ofrecía su verdadera secuela para quitarnos ese mal sabor de boca.

Creo que por ello comencé a sentir interés por comprar por primera vez una revista sobre el mundo del cine, para informarme y que no volvieran a engañarme con falsas secuelas. Aunque no recuerdo la portada de mi primera “Fotogramas”, el primer flash que me viene a la mente es el del artículo sobre “Operación soldados de juguete” (1991), con Sean Astin al frente del reparto.

En el terreno de los videojuegos, mi primer recuerdo se remonta a la época de la mítica y caduca “Atari 2600”, una consola que debías tener si no querías ser un marginado en el cole. Sus gráficos a base de cuadrados con bordes muy pronunciados, te hacían disfrutar de los juegos más simples y rudimentarios. Recuerdo hace unas semanas estar con mi cuñado y mi sobrino de 11 años viendo un video en youtube donde se hacia un repaso de los videojuegos de la misma y nos pregunta: ¿Cómo jugabais a esto?. Señal inequívoca de que somos de otra época y no necesitábamos cosas tan sofisticadas para divertirnos.
Juan García.

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