lunes, 18 de agosto de 2008

RECUERDOS DE ORO: "ARQUEOLOGÍA DIGITAL": POR E. MARTÍN

Nuestro quinto autor invitado es E. Martín, creador del blog:
y adlater, que hará un recorrido por aquellos vídeojuegos pioneros que se encuentran almacenados en el disco duro que conforma su propia memoria.

RECUERDOS DE ORO: "ARQUEOLOGÍA DIGITAL": POR E. MARTÍN

Hubo videojuegos antes de los videjuegos digitales. Simuladores de carreras que utilizaban retroproyección de diapositivas como el "F-1"de Atari o el "Daytona 500", galerías de tiro en base a células fotoeléctricas como el "Bull's Eye", e incluso simuladores completamente mecánicos como el "Chopper". Creciendo en Santa Cruz de Tenerife en la primera mitad de los años 70, mis únicas oportunidades de contemplar estas maravillas era un salón de juegos en la calle García Morato cercana a la casa de mi abuela en Madrid, que solía visitar durante las vacaciones de verano.

En un bar de Las Palmas de Gran Canaria, en el año 74, tuve ocasión de alucinar con el "Killer Shark", que usaba secuencias de diapositivas proyectadas en pantalla y que poco después haría un "cameo" en el "Tiburón" (1975) de Spielberg.
Faltaban muchos años para que empezaran a abrir locales de videjuegos en Tenerife. Pero entonces, igual que ahora, muchas cosas ya habían llegado a las zonas turísticas del sur. En los sótanos del centro comercial Tótem de Costa del Silencio (probablemente el primero de la isla) había uno al que corríamos mi hermano y yo en las contadas ocasiones en que nuestros padres nos llevaban allá. Ya a mediados de la década se habían creado virguerías como el "Jet Rocket", el "Sonar" o el asombroso "Gun Smoke", que utilizaba hologramas animados.

Si bien es cierto que el primer videojuego digital fue el "Pong" la revolución, al menos para mí, no llegó hasta el desembarco del "Space Invaders". El primero que ví estaba en el anexo del Bar Stop, un local que estaba en la esquina de la calle Quevedo con La Salle. Tras desaparecer de allí, la siguiente máquina en la que pude jugar estaba en un restaurante que todavía existe en Candelaria. Mi hermano y yo teníamos que esperar al domingo para que mis padres nos llevaran a comer allí y poder jugar a la única partida que podíamos pagar con la única moneda de 25 pesetas que nos daban, yo controlando el joystick y él el botón de disparo.

De ahí en adelante las máquinas fueron incrementando su potencia gráfica y sonora y aparecían en mayor número, con lo que resultaban más accesibles. Había un "Galaxian" en un bar de la playa de Las Américas, frente al Hotel Caribe.
Un "Donkey Kong" en la sala de juegos del enorme Bouganville Playa. Los revolucionarios gráficos vectoriales del "Asteoids" y los todavía más revolucionarios gráficos 3D del "Battlezone"ya pudieron verse en uno de los primeros salones de vídeojuegos de la isla, en La Laguna. El "Green Beret" apareció en los Multicines Greco, y el "Return of the Jedi" en los Multicines Oscar.
Pero a pesar de que los videojuegos se iban normalizando, seguía habiendo joyas de las que sólo pude contemplar un ejemplar. Estaba el extraño "Crazy Climber, de nuevo en aquel local madrileño. Y estaba el "Pengo".

El "Pengo" era una de las mejores máquinas arcade que se hizo nunca. Una variación del "Pac Man" infinitamente más divertida y emocionante. También fue una de las que menos pude jugar, porque estaba en un restaurante típico canario, en la carretera a mitad de camino entre Las Américas y Playa Paraiso.
Hoy en día hay locales de vídeojuegos por todos lados, claro, pero en su imensa mayoría hace más de diez años que no renuevan las máquinas y permanecen inquietantemente vacíos y sospechosamente abiertos.
Afortunadamente existe internet, y existe el "Mame".
Y con opción de salvar la partida puedes llegar a terminarte el "Green Beret".

E. Martín

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