Nuestra tercera autora invitada en Sara Herrera, lectora y amiga y creadora del blog:
Si tuviera que echar la vista atrás y nombrar qué “cosas” hicieron de mí ser quien soy, me enfrentaría a ardua tarea. Quizás los años noventa, queden un poco atrás en mi memoria ya que nací en el 86, y los recuerdos se borran como todo en nuestras vidas (o eso creo). Pero podría decir que fui de esas niñas que esperan impacientes la llegada del verano, para ver todas esas series que nos dejan mal sabor de boca al acabar pero que sabemos que las próximas vacaciones las volverán a poner.
"Punky Brewster", sin duda, Punky fue el detonante de mi preadolescencia, fue mi ídola, mi referente… fue la niña que siempre quise ser. Punky Brewster llenó mis mañanas de verano, con sus locas aventuras y con los ladridos de su perro Brandon, aquel perro que me hizo llorar en el capítulo en que lo atropellaron. (Si lo volviera a ver, aseguro que volvería a llorar), quería ser como ella, mezclar los colores de la ropa de tal manera que fueran inconjuntables, pero ahí estaba mi madre para conjuntarme cual niña rica. (cosa que por suerte o por desgracia jamás fui), me hacía las coletas despeinadas, pero ahí estaba ella para peinarme y no dejar que se escapase ni un solo pelo. Intentaba ponerme pañuelos atados a las piernas, pero jamás logré salir de casa de esa guisa… pero todas mis ilusiones se desvanecieron cuando al cabo de los años, vi a Punky, a mi Punky en ropa interior, mirando hacia el foco de una cámara, olvidándose de que una vez cambió el mundo de los niños y niñas de los años ochenta y noventa (aunque fueran repetidos).
"Punky Brewster", sin duda, Punky fue el detonante de mi preadolescencia, fue mi ídola, mi referente… fue la niña que siempre quise ser. Punky Brewster llenó mis mañanas de verano, con sus locas aventuras y con los ladridos de su perro Brandon, aquel perro que me hizo llorar en el capítulo en que lo atropellaron. (Si lo volviera a ver, aseguro que volvería a llorar), quería ser como ella, mezclar los colores de la ropa de tal manera que fueran inconjuntables, pero ahí estaba mi madre para conjuntarme cual niña rica. (cosa que por suerte o por desgracia jamás fui), me hacía las coletas despeinadas, pero ahí estaba ella para peinarme y no dejar que se escapase ni un solo pelo. Intentaba ponerme pañuelos atados a las piernas, pero jamás logré salir de casa de esa guisa… pero todas mis ilusiones se desvanecieron cuando al cabo de los años, vi a Punky, a mi Punky en ropa interior, mirando hacia el foco de una cámara, olvidándose de que una vez cambió el mundo de los niños y niñas de los años ochenta y noventa (aunque fueran repetidos).
Mitch, así llamaría a mis hijos le decía a mis amigos. Ahora solo me faltaba buscar a alguien, preferentemente del sexo masculino, que se apellidase Buchannon, y eso era sin duda cuanto menos, difícil. Cuantos póster de ese vigilante de la playa pegué en mi cuarto, cuantas veces jugué en la playa a salvar vidas. Pero que fácil era creer que ser vigilante de la playa era tan sencillo como nadar olas de diez metros, atravesar metros de mar plagados de tiburones, y ser tan guapa, alta, delgada y estupenda como todas las Pamelas Andersons de esa serie.
Y cuando echo la vista, atrás, e intento hacer memoria de mis años de niñez preadolescente, se me vienen canciones a la cabeza como en “En algún lugar” de Duncan Dhu, que a pesar de solo tener un año cuando la publicaron, mi hermano la siguió poniendo hasta el día que se marchó de casa, hace dos años.
Pero sin duda cuando tenía unos once años, empecé a decidir por mi misma qué escuchar, y si, me guié por el gusto de mi hermano (excepto Alejandro Sanz, y "Mi soledad y yo").
Y fue en 1998, (sí, no hace tanto), cuando me compré con doce años, mi primer disco "Enemigos íntimos". Fito Páez y Joaquín Sabina, después vinieron las cintas grabadas por mis hermanos con discos como "Yo, mi, me conmigo", "Física y química" y los grandes temas de "Hotel dulce hotel", como "Así estoy yo sin ti", o ese "Pacto entre caballeros". ¿Quién no haya bailado jamás, mucha, mucha policía?, que levante la mano.
Y si tuviéramos que hablar de cine, diría que "Tesis" (1996) marcó mi adolescencia, y mi gusto y afición por películas españolas, gusto que me llevo a ver "La pasión turca" (1994), con una edad poco recomendada. Mi madre dice que crecí muy pronto (¿será esta película la culpable?). Y a pesar de que vi "Jamón Jamón" (1992), me di cuenta de que el cine español es más que pechos descubiertos con sabor a tortilla, y jamón serrano.
Y si tuviéramos que hablar de cine, diría que "Tesis" (1996) marcó mi adolescencia, y mi gusto y afición por películas españolas, gusto que me llevo a ver "La pasión turca" (1994), con una edad poco recomendada. Mi madre dice que crecí muy pronto (¿será esta película la culpable?). Y a pesar de que vi "Jamón Jamón" (1992), me di cuenta de que el cine español es más que pechos descubiertos con sabor a tortilla, y jamón serrano.
Descubrí películas como "Forrest Gump" (1994) y "Todo sobre mi madre", que me arraigaron aún más el amor por el cine. El buen cine, que excluye películas como Torrente o Austin Powers.
En resumen, esta es mi vista atrás, a aquellos aspectos culturales, si así queramos llamarlos… que hacen de mi quien soy… y que hacen que hoy, participe en ¿Qué fue de? (todo un placer).
Sara Herrera
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