domingo, 9 de julio de 2017

AEROSMITH: "EL PODER DEL ROCK"



Desde el anuncio del evento a finales de diciembre de 2016, la espera ha sido larga, pero al final ha valido la pena. Tras una época de sequía de grandes conciertos de rock, Aerosmith actuó el 8 de julio en el Estadio Heliodoro Rodríguez López de Santa Cruz de Tenerife, en el que fue su (en teoría) último concierto europeo dentro de su gira de despedida "Aero-Vederci Baby!".

La apertura de puertas para el variopinto público asistente (unos 20.000 espectadores, entre veteranos y jóvenes rockeros, heavys, fans incondicionales, o aquellos que probablemente acudieron por recordar únicamente el repertorio de la banda en los 90) se produjo pasadas las 18:00 horas, y en primer lugar se llevaron a cabo las actuaciones de las bandas locales Simón Salinas y La Pista Búlgara, que caldearon el ambiente como teloneras. 


A las 22:00 horas, el concierto empezó con un vídeo retrospectivo de la banda con el "Carmina Burana" de fondo. Acto seguido, los miembros de Aerosmith Steven Tyler (voz y líder), Joe Perry (guitarra), Brad Whitford (guitarra rítmica), Tom Hamilton (bajo) y Joey Kramer (batería) hicieron acto de presencia. El espectáculo contó con 20.0000 vatios de luz y 10.0000 de sonido, y el escenario incluyó tres pantallas videoworld situadas en los extremos laterales y en el centro.  

Manteniendo la misma puesta en escena y un repertorio similar al de los otros conciertos de la gira, Steven Tyler fue todo un showman que se mostró carismático e imparable (no paró de bailar con movimientos serpenteantes, de gritar y de agarrar el pie de micro para acercarlo al público, y que así pudiese corear las canciones). Al mismo tiempo, demostró su camaradería con el resto de miembros de la banda, y en especial, con Joe Perry, con el que compartió el protagonismo en el escenario durante muchas partes del show. 



La actuación del vocalista fue notable (pese a algunos problemas de voz) y la  banda ejecutó el setlist de manera impecable, dentro de un espectáculo dinámico, donde los temas se encadenaron sin largas pausas.


El primero en sonar fue "Let the Music Do the Talking", seguido de "Toys in the Attic" (que no había sido interpretado en conciertos anteriores como los de Portugal, Madrid o Barcelona), "Love in an Elevator", "Livin' in the Edge", "Rag Doll" (que Tyler cantó utilizando un altavoz, mientras Perry tocó las cuerdas de su guitarra con esta colocada de modo horizontal, cual teclado) y "Falling in Love (Is Hard on the Knees)". 


Tras este primer bloque, llegó el momento más blues de la noche con Joe Perry interpretando las versiones de "Stop Messin' Around" y "Oh Well" de Fleetwood Mac", al tiempo que Tyler se retorcía en el suelo con su armónica.


Concluida esta parte, llegaron la icónica "Janie's Got a Gun" (otro de los temas que no fueron interpretados en los ya citados conciertos), "Chip Away the Stone", la pastelosa "I Don't Want Miss a Thing" (compuesta por Diane Warren para la banda sonora de "Armageddon" (1998), y que fue la más coreada de la noche ), la versión del "Come Together" de Los Beatles, "Sweet Emotion", "Eat the Rich" (en la que Tyler se puso unas gafas y remató el tema con un contundente escupitajo), "Cryin'" (sin embargo, no se incluyeron "Amazing" y "Crazy", pese a que algunos espectadores pidieron la última de ellas en los bises) y la siempre divertida "Dude (Looks Like a Lady)", con su inconfundible arranque.




Posteriormente el grupo abandonó el escenario, y se produjeron las ovaciones y bises de rigor. Poco después, Steven Tyler regresó, y tras entonar un "Oeoeoeoe", se dispuso a tocar un bonito piano blanco para interpretar la hermosa "Dream On". Durante esta actuación, Joe Perry se colocó encima del piano, ataviado con una camiseta del Club Deportivo Tenerife que llevaba su apellido en la espalda (algo que fue acompañado con una especial ovación entre el público). La noche rockera finalizó con una breve versión del "Mother Popcorn" de James Brown, y como colofón, no podía faltar el emblemático "Walk This Way", precedido de la despedida de todos los miembros de la banda mientras se disparaba confeti y humo blanco sobre el escenario.


En resumidas cuentas, los Chicos Malos de Boston dieron la talla y demostraron estar en plena forma, pese a su veteranía. Crucemos los dedos para que esta noche mágica sea prolongada con otros grandes conciertos de rock en Tenerife, y allí estaremos para contarlo.    
















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