Lo único que te
pido es que te guardes tu opinión sobre mi dieta de drogas de aquel fin de
semana. Como ya te señalé, los directivos de Rolling Stone han creído a pies
juntillas en el carácter & detalles del artículo. Basándose en lo que han
leído, están completamente convencidos de que empleé el dinero para gastos en
comprar droga y de que fui a Las Vegas con un colocón de órdago. Creo que es
mejor no sacarlos del error; impresiona más creer que aquella pavorosa
experiencia salió un artículo como el mío. Así que guardemos para nosotros
nuestras conclusiones personales…
Hunter S. Thompson.
Autor: Hunter S. Thompson
Editorial: Anagrama
Colección: Panorama de narrativas
Género: Narrativa
Edición: Rústica
Año Publicación: 2012
Escritas durante el periodo más
productivo de su carrera (1965-1976), las cartas de Hunter S. Thompson revelan
sus inquietudes, desprecio a la autoridad, filosofía, problemas económicos y
métodos creativos. Su carácter irreverente, caustico, revolucionario y radical
aparece en cada línea, sin concesiones de ninguna clase, azotando a directores,
jefes de personal, colegas de profesión, agentes literarios, novelistas y toda
clase de elementos que pululaban por el mundillo periodístico; el mismo que
tachaba de obsoleto, decadente, corrupto y con falta de garra para los
lectores.
Después de varios años como
periodista freelance cubriendo toda clase de sucesos
deportivos y sociales de la época, Thompson saltó a la fama con el superventas Los Ángeles del Infierno (Random House, 1967), crónica de
sus vivencias junto a los famosos moteros que recorrían las carreteras de los
Estados Unidos en los sesenta. Según la leyenda, antes de terminar el libro,
recibió una soberana paliza por parte de algunos miembros de la banda. ¿Qué
mejor final para una novela que trataba sobre unos individuos tan marginales,
desequilibrados y en contra de las normas como el propio autor, el enfant terrible que patrullaba por los márgenes de la
sociedad para inspirarse?
Muchas de las misivas, escritas
bajo los efectos del alcohol, son auténticos monumentos a la agresión verbal.
La urbanidad no fue uno de los atributos más notables del creador de Miedo y asco en Las Vegas, siempre decía lo que pensaba y
amenazaba físicamente a aquellos que se atrevían a menospreciar su trabajo que,
a todas luces, era demasiado alternativo e innovador para muchas publicaciones
que solo pretendían llenar sus páginas con artículos “políticamente correctos”.
La incendiaria, explosiva y alucinada prosa de Thompson era una extensión de su
personalidad y no era del agrado de los jefes de redacción sin vello en los
genitales. Ello se reflejaba en sus escritos —una mezcla de realidad y ficción,
altas dosis de psicotrópicos, crítica social y autobiografía— que crearon una
nueva forma de periodismo que inspiró a multitud de imitadores que, aunque
intentaron emularle, ninguno estuvo a la altura del genio.
Con absoluta certeza en su propio
talento y una insultante seguridad en sí mismo, espoleado por el Chivas Regal,
el tabaco y el LSD, desde su trinchera situada en las montañas de Woody Creek,
su humor corrosivo, exagerado y catastrofista apareció en revistas notables
como The National Observer, The Nation, The New York Times Magazine,
Esquire, Pageant, Harper's, Scanlan's Monthly, Sports Illustrated, Esquire,
Time, Vanity Fair, Playboy, y la emergente Rolling Stone, entre muchas
otras. Todos los grandes acontecimientos y personajes públicos de aquel
entonces recibieron una mención por su parte: el asesinato de Kennedy, el
Congreso Nacional Demócrata de Chicago, Bob Dylan, Vietnam, Tim Leary, el
movimiento hippie, Nixon,
Grateful Dead, La Invasión de Santo Domingo, Elvis, Watergate, Martin Luther
King, el alunizaje del Apollo XI, Muhammad Ali, la Crisis de los misiles de
Cuba, la Generación Beat, Marlon Brando, etc. Entre sus múltiples admiradores
destacaban Tom Wolfe, Allen Ginsberg, Norman Mailer y Ken Kesey, con los que
trató personalmente y llegó a mantener una variada y jocosa correspondencia.
Con su inquieta inteligencia,
eterno pitillo en los labios, patriotismo, amor a las armas y un rostro con la
dureza del cemento armado, Thompson no tenía ningún tipo de escrúpulo a la hora
de enfrentarse a los acreedores que lo acusaban de moroso, insultar a sus
compañeros de oficio, pedir efectivo por adelantado o enviar cuentas de gastos
por necesidades (alcohol, comida, drogas, suites, vehículos de gran cilindrada)
que consideraba imprescindibles para redactar sus artículos. A pesar de ello,
era un perfeccionista nato que se tomaba su oficio muy en serio y trabajaba sus
textos con gran esmero hasta que se encontraban listos para pasar por la
imprenta. Al fin y al cabo, nadie llega a ninguna parte siendo honesto y el
“Sueño Americano” había muerto desde hacía mucho tiempo.
Alexis Brito Delgado nació en Tenerife en 1980. Autor de las novelas “Soldado de fortuna: Las aventuras de Konrad Stark” (Dlorean Ediciones, 2013) y “Gravity Grave” (Palabras de agua, 2014).