jueves, 11 de agosto de 2011

RECUERDOS DE ORO: "YO CONFIESO: MEMORIAS DE UN FRIKI MODERADO" POR MANUEL DÍAZ NODA

Nuestro segundo autor invitado es Manuel Díaz Noda, crítico de cine  que entre 2005 y 2010 fue director y presentador del programa "DeCine" en el  canal de televisión local de Tenerife Teidevisión Canal 6. Actualmente es co-presentador del programa de radio "La luna de Méliès" en Radio Aguere y creador de la web:http://www.adivinaquienvienealcine.com/2011/08/300-directores-malditos-de-augusto-m.html
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos. Algunas de las mejores historias empiezan así. Yo nací el 7 de abril de 1975, periodo a partir del cual, según algunos, el cine entró en decadencia (creo que yo no tuve nada que ver). El cine de mi infancia es aquel que, al parecer, ha transformado al séptimo arte en una mera industria comercial alejándolo de los valores artísticos que le dieron la grandeza. Será por eso que a mí me gustan las películas que me gustan.
Podría definirme como un friki moderado. Puedo convivir con otras especies humanas, nunca me he disfrazado de Darth Vader ni de Obi Wan, no hablo Klingon u otra lengua de la Confederación de Planetas, no he leído “El señor de los anillos”, y tampoco juego a rol. Sin embargo, como buen chico de los 80 mi afición al cine se forjó gracias a lo que yo denomino las santísimas trinidades, es decir, la trilogía de “La Guerra de las Galaxias”, la de Indiana Jones y la de “Regreso al futuro” (imagino que para las nuevas generaciones viene a ser el equivalente de “El señor de los anillos”, “Matrix” y Harry Potter), leo cómics desde mi más tierna infancia, pasé gran parte de mi adolescencia viciándome con los juegos de ordenador, me sé de memoria el monólogo final de Rutger Hauer en “Blade Runner” y me postro ante el suelo que pisa John Williams. Si me preguntan a mí, la primera película que recuerdo ir a ver al cine fue el “Superman” de Richard Donner, de la mano de mi padre, y aún hoy sigue siendo una de mis favoritas. Según la versión de mi madre, la primera fue “Mazinger Z. El Robot de las Estrellas”, cuando tenía dos añitos (tras esta revelación no pude resistirme a comprar el DVD de la peli editado por Asian Trash Cinema). Aprendí que no se llega tarde al cine cuando entré a ver “El Imperio Contraataca” con la peli empezada y me pasé años sin ver la batalla en el planeta Hoth. Ver “Excalibur” con apenas seis años me descubrió el mundo de las leyendas artúricas y la literatura medieval de caballerías. caballerías. Sólo he llorado con tres películas en mi vida, la primera fue “Bambi”, la segunda “E.T.”, y la tercera el “King Kong” de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack (es que los animalitos siempre me han tocado la fibra sensible). Si hay quien cita entre sus iconos sexuales a Marilyn, Raquel Welch, Brigitte Bardot, Gina Lollobrigida o Anita Ekberg, yo, sin despreciar a las anteriores, me quedo con la Princesa Leia en bikini (¡cómo no!), la Sigourney Weaver de “Alien, el Octavo Pasajero” (sí, por la escena en la que se queda en braguitas y top que todos están pensando) y Tanya Roberts (“El Señor de las Bestias” y “Sheena, la Reina de la Selva” son dos placeres culpables que conservo en el recuerdo desde mi infancia). Creo haber visto en pantalla grande todas las películas que hicieron durante los 80 Arnold Schwarzenegger (apellido que, dicho sea de paso, escribo de un tirón y sin mirar) y Sylvester Stallone. Bueno, “Conan, el Bárbaro” no la pude ver en su momento en cines porque era para mayores de 18 años, pero con el tiempo he cubierto esa falta múltiples veces gracias al video y al DVD. Sin embargo ahí no quedaba la cosa. Aún recuerdo esas reuniones familiares en las que todos los primos nos hinchábamos a ver las pelis de Bud Spencer y Terence Hill, “Aterriza como Puedas” o de artes marciales (yo empecé bien, con Bruce Lee y “Furia Oriental”, después llegaría Jackie Chan y su mono borracho). En televisión me marcaron “El Coche Fantástico”, “El Equipo A”, “Corrupción en Miami” y “V” (Vaaale, “Marco” y “Heidi” también, pero lo confieso únicamente porque estaba Miyazaki de por medio).
A medida que fui creciendo, me fui aficionando al género del terror, pero nada de obras maestras. La primera vez que vi “El Exorcista” me aburrí soberanamente porque había que pegarse más de media película para que Regan empezara a soltar la bilis. No, la primera cinta de terror que recuerdo ver fue “La Bestia bajo el Asfalto”, una especie de explotation de “Tiburón”, dirigida por Lewis Teague, y con guión de John Sayles antes de convertirse en el Fernando León de Aranoa del cine indie USA. Lo cierto es que yo iba a ver otra película (“As de Ases”, con Jean Paul Belmondo, que a día de hoy sigo sin ver), pero me equivoqué de sala. Me pasé más de un año diciendo que era mi película favorita (Dios –aka Billy Wilder-, perdóname, era un niño y no sabía lo que decía).

Después llegaría el gore, bendito gore. Empecé a comprarme la revista "Fangoria", a ver las Pesadillas en Elm Street, los Viernes 13, los Stuart Gordon y Bryan Yuzna, y a día de hoy sigo pensando que el Peter Jackson que valía la pena era el de “Mal gusto” y “Braindead” (aunque su gran obra maestra sigue siendo “Criaturas Celestiales”).
El año 1989 marcó mi vida. Tras ver el “Batman” de Tim Burton e “Indiana Jones y la Última Cruzada” fui verdaderamente consciente por primera vez de lo profundamente que me gustaba el cine. A partir de ese momento empecé a ver más cine clásico y a ponerme al día en otros tipos de cine. No dejé de ver el tipo de películas que me gustaban, pero al menos ya no iba diciendo por ahí que “La bestia bajo el asfalto” era mi película favorita.

Al llegar a la Universidad, por alguna razón, mis compañeros de clase se crearon la imagen de que yo era una especie de “coco del cine”, y me preguntaban por títulos selectos de cine de autor, a lo que yo siempre respondía “sí, sí, la he visto”, para no defraudarles. Como no me gusta mentir (más que nada por si me pillan), me fui aficionando a nombres como Bergman, Dreyer, o Tarkovski (sí, sí, éste también lo escribo de corrido y sin mirar), mucho cine mudo (especialmente alemán) y fui desarrollando por así decirlo un gusto más “intelectual” del cine, más analítico (aunque si me permiten la indiscreción, no tan divertido). Por esa época se produjo el llamado boom del cine español, con directores como Julio Medem, Juanma Bajo Ulloa, o Alex de la Iglesia, así que empecé a ver más cine patrio. Comencé a escribir en una revista universitaria llamada El Barraquito, y a continuación entré en el Aula de Cine, donde conocí buenos compañeros y grandes amigos.

Llegados al siglo XXI, la humanidad descubrió que la última frontera no era el espacio, sino el mundo digital y virtual. Así que me dediqué a reconvertir mi colección de VHSs en DVDs. Mis primeras películas en este nuevo formato fueron “Gladiator” de Ridley Scott (regalito de Reyes, junto con el reproductor) y el pack de Alien, y en estos años he aprendido a reconciliarme, gracias a las reediciones, con el cine de mi infancia. Ahora, en mi estantería de películas tengo más de 40 títulos protagonizados por Jackie Chan, y junto a la edición especial para coleccionistas que editó Cameo de “Sacrificio” de Andrei Tarkovski, tengo las películas de Ed Wood y “El Vengador Tóxico” (“¡toooma ya!”, como decía Alvaro Vitali en las pelis de Jaimito). Tal vez algunos vean esto como una regresión, yo personalmente, así soy más feliz.
MANUEL DÍAZ NODA

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