lunes, 14 de enero de 2019

ENTREVISTA A GUILLERMO TOLEDO


El viernes 11 de enero de 2019, el actor Guillermo Toledo (Madrid/22/5/1970) acudió a Multicines Tenerife para presentar la película "El Rey", dirigida por Alberto San Juan y Valentín Álvarez, a partir de la obra teatral del propio San Juan. El film hace una recorrido por la historia de La Transición a través de los ojos del rey emérito Juan Carlos I (Luis Bermejo), el cual se encuentra con fantasmas de su pasado como Francisco Franco, Adolfo Suárez, Felipe González, Juan Luis Cebrián, Luis Carrero Blanco, Salvador Puig Antich, Antonio Tejero, Rodolfo Martín Villa o Chicho Sánchez Ferlosio (todos ellos interpretados por San Juan y Toledo). Finalizada la charla, Miguel Ángel Rodríguez Villar fue el encargado de entrevistar al intérprete, en una charla participativa con el público y algunos medios de comunicación. 



QUEFUEDE: ¿Cuál fueron las razones por la que se adaptó la obra "El Rey" a la gran pantalla?

GUILLERMO TOLEDO: Esta película es la conclusión lógica al largo proceso de trabajo entre Alberto San Juan y yo. Llevamos 25 años trabajando juntos. En la compañía de teatro Animalario, siempre nos planteamos no separar el teatro del momento escénico en el que nos ha tocado vivir. No podíamos separar el teatro de la calle, ya que nuestra obligación es contar aquellas historias en base a un compromiso con la justicia social. Cuando llegamos a "El Rey", que se estrenó en 2015, estábamos obsesionados con las causas y el por qué del país en el que vivimos, y creíamos que era fundamental contar La Transición a través de una figura clave como Juan Carlos I. Así empezó una investigación larguísima en base a todo lo publicado. El 95% de lo que se refleja en ella son situaciones reales, lo único que ocurre es que anteriormente se había contado en píldoras, en artículos de opinión, entrevistas, pequeños documentales o libros como el de Pilar Urbano sobre El Rey. Nosotros, lo que hacemos es dialogar lo que sucedió, aunque lógicamente no sabemos que palabras se utilizaron. El cine es otro lenguaje, y hemos hecho la película porque ante todo, también somos cineastas, y además, el teatro tiene un carácter efímero, acaba, nunca es igual, y tiene un tiempo determinado de representaciones (al mismo tiempo, en nuestra compañía no tenemos costumbre de reponer nuestras obras). Sin embargo, el cine es para siempre. 

QFD: ¿Cómo fue el rodaje de la película?

G.T.: La película se rodó íntegramente en el Teatro del Barrio, que es quien también la produce junto a más de 200 crowdfunders. Todo ello se hizo con la posibilidades económicas que teníamos, que no eran muchas, pero que no son excusa para no hacer una buena película. Siempre hemos creído que con un buen guion y unos buenos actores, se puede sacar adelante un proyecto. 

QFD: ¿Cómo se afronta el reto de interpretar a tantos personajes?

G.T.: En ese aspecto no hubo un trabajo previo, me dieron el guion, lo memoricé, y lo interpreté. Hay muchos actores que tienen sus métodos, y sobre eso, los actores ingleses como Laurence Olivier, Michael Caine o Vanessa Redgrave se reían mucho de los estadounidenses, porque se pasaban 6 meses recogiendo la basura para hacer de basureros. Huimos de las imitaciones y de las caracterizaciones, ya que no sabemos imitar y porque no nos interesaba. Contamos con la inteligencia del público para que se meta en la historia simplemente con que los personajes se vayan presentando. Las diferencias entre cada personaje están en el deseo y la intención de cada uno de ellos, con eso es suficiente, y nosotros siempre hemos trabajado así. En la película tengo el privilegio de interpretar a dos figuras de la izquierda como el político Chicho Sánchez Ferlosio y Salvador Puig Antich, la penúltima persona asesinada en la Dictadura de Franco. 

QFD: ¿Cómo es que en la historia no hay espacio para la iglesia?

G.T.: Sí, es verdad que falta, pero es porque Alberto San Juan está desarrollando un proyecto de esta temática. 

QFD: ¿Cuál fue la razón por la que la obra no avanza a acontecimientos más recientes, como los sucedidos en los 90?

G.T.: Cabe la posibilidad de continuar. Aquí ya no cabía más, empezamos con el nacimiento de Juan Carlos en 1952, y en el período histórico que abarcamos, nos dejamos muchas cosas en el tintero, como incluir a Jose María Aznar. 

QFD: ¿Cree que el lenguaje de la película es demasiado elitista para que llegue a la clase trabajadora?:

Entiendo lo que dices y lo comparto, pero es muy difícil, tendríamos que reducir la amplitud del lenguaje para llegar a gente que quizá no ha tenido la posibilidad de acceder a los medios educativos necesarios para entenderlo. Por eso, creo que es más fácil ofrecer un lenguaje para aumentar el nivel cultural, y si alguien no lo llega a entender, que haga el esfuerzo, en lugar de dar todo tan masticado. 

QFD: ¿La película ha tenido problemas de distribución por su temática?

G.T.: Yo pensaba en un principio que nadie iba a querer distribuir la película, y hasta pensamos en subirla youtube directamente (a donde irá próximamente). Pero esto no ha sucedido, y la respuesta ha sido increíble, en Madrid ya lleva varias semanas, algo insólito, siendo una película tan pequeña. También se ha estrenado en Cataluña, País Vasco, Valencia o Canarias. No pensábamos que iba a tener este recorrido. También pretendemos llevarla a los institutos, pero no es fácil convencer a las AMPAS, ni a los directores de los centros o al propio Ministerio de Educación, de hecho sólo hemos conseguido llevarla a un colegio. 

QFD: Si la compañía tuviese la posibilidad de adaptar la obra a otro personaje, país y contexto histórico, ¿cual elegiría?

G.T.: Creo que la Revolución de Octubre es muy bonita para contarla. O si no, la Revolución Cubana, donde hace más calorcito. La historia se puede adaptar a cualquier contexto, como una obra shakespeariana con traiciones, puñaladas y casamientos.

QFD: ¿Cómo afronta su veto profesional en España?

G.T.: Respecto a eso, ahí sigo. La última película remunerada que filmé fue "Los amantes pasajeros" (2013) de Pedro Almodóvar, que es uno de los pocos directores a quien nadie le dice que no. Lo que ocurre es que muchos otros, desgraciadamente, tienen que aceptar las condiciones de las cadenas de televisión de no contratarme, en especial de los directores más jóvenes. En lo últimos cinco años he trabajado en el teatro y en Argentina. Sobrevivo de lujo, en comparación con la clase trabajadora de este país, y no tengo nada de lo que quejarme, ya que continúo siendo un verdadero privilegiado. Yo ya sabía que esto iba a pasar. El punto de inflexión sucedió cuando un preso cubano llamado Orlando Zapata, murió en una cárcel a consecuencia de una huelga de hambre, y muchos medios de comunicación difundieron la información falsa de que era un preso político. A consecuencia de ello, me hicieron una entrevista relacionada con El Sáhara occidental, y ahí, yo dije un montón de cosas en relación a la responsabilidad del gobierno cubano, y que me parecía un héroe por haber llevado su idea hasta las últimas consecuencias. Pero también aclaré que no era un preso político, sino que había entrado y salido varias veces de la cárcel, y que cumplía condena por haberle abierto la cabeza a su vecino con un machete. A partir de eso momento, empezó una campaña de acoso y derribo brutal, que hasta hacía que mi nombre abriera los telediarios. Durante cuatro días recibía críticas en todos los medios de comunicación y nadie me llamaba, ni amigos, siquiera, me encontré totalmente solo. Pensaban que estaba loco al nadie pensar igual que yo.  Y llegó un momento en que tenía dos opciones, una era dar una entrevista y pedir perdón, mentir y traicionarme a mi mismo o a la Revolución cubana para sortearlo y seguir trabajando en poco tiempo. Pero como así no me iba a poder mirar al espejo en mi puñetera vida, tomé la otra opción, que era hablar con los medios de comunicación. Yo era un actor muy popular, y aún así nadie me llamaba, y tuve que hacerlo yo mismo para defender mi dignidad, aunque sabía que me iba a quedar sin trabajo. De todas formas, eso sucede en todos los gremios, cualquiera que esté en un trabajo y de la cara por defender los derechos de los demás, le pasará lo mismo. Mucha gente piensa que a mi se me veta porque hablo mucho de todo en los medios de comunicación, y aunque eso sea parte del tema, yo fui durante cuatro años delegado de acción sindical de la Unión de actores y actrices de Madrid, así que me tocó ir a los centros de trabajo, a los platós y a los teatros, y a llamar a los compañeros a la huelga. Y lo hice delante de los productores, lo cual no gustó a estos. Pero bueno, yo estoy contento y feliz, he hecho lo que he tenido que hacer, y si me siguen poniendo piedras en el camino, las intentaré sortear mientras pueda.



Fotos: Irene Morales.



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